miércoles, 3 de febrero de 2010

Palabra sobre un vidrio empañado.


Una melodía habló con las plantas del jardín
y así las plantas tuvieron flores y de las flores salieron semillas.
Otra melodía habló con la lluvia
y entonces la lluvia mojó las plantas, flores y semillas
para inventar las cinco líneas del pentagrama
y de esa manera nació la bossa nova, el jazz y el tango.
Una gota de lluvia fue a parar a la cabeza del Cuchi Leguizamón
y por eso el viento entona la voz eterna del tiempo.
Otra gota cayó sobre la cabeza de Astor Piazzolla
y desde entonces la tristeza tiene el nombre de la lluvia.

Cuando miro a la distancia la consecuencia de las cosas
sólo veo la lluvia tras el vidrio de una ventana,
el vidrio empañado por la distancia y el olvido
y el vidrio empañado por la injusticia y el frío abandonado en una esquina sin memoria.

Cuando miro a la distancia la consecuencia de las cosas
sólo el recuerdo me sostiene en un gesto de esperanza
porque el agua de la lluvia siempre terminó encontrando un río,
el río de la vida sobre el que ahora escribo
como si fuera un vidrio mojado de una ventana.

M.J.